Quizás fue en ese segundo donde pérdida entre mis sueños, me arrebató de mi quietud,
transportándome en su trayecto de vías de acero y chispas resplandecientes.
La fricción del viento golpeo mi cara , borrando las quimeras y la tardía ingenuidad.
Es ahora al otro lado del tiempo, cuando veo pasar por mi memoria,
momentos inolvidables por imborrables,
los cuales siguen haciendo latir con júbilo,
mi vibrante corazón.
Y un día como ayer, vivo hoy como quiero mañana,
con intensidad y a tanta velocidad como la que llevaba ese tren que me arrebató la duda y
el miedo a vivir,
por muy duros que fueron los momentos.
Preciosamente explicado, se intuyen los matices. Es como pintar con palabras.
ResponderEliminarMuchas gracias.
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